Últimamente se ha venido debatiendo en medios de comunicación temas atañederos a la corrupción! No es de extrañarse que algunas personas implicadas, por supuesto seres humanos procedentes de una familia, lleven en su sentir algo de vergüenza; no estamos vacunados contra las tentaciones que ofrece la vida y para ello se cree o algunos fijan como paradigma, que la formación académica les entrega de inmediato bases en principios firmes que construyan trascendencia.
Pues lo percibido en el ambiente es algo agridulce, toda vez que en casos de cierta proporción comprometen a empleados púbicos; pero nos asalta una pregunta: en que momento deja ese ser humano, que al inicio se comprometió con un servicio impoluto, diáfano, transparente hacia la sociedad, la comunidad y los más necesitados, para caer en las redes de una estructura que lo arrastró hacia la corrupción? Aquí bien podríamos ofrecer expresiones que se escuchan en el medio social, llámese calle, medios de comunicación escritos, hablados, redes sociales y en fin la tecnología es el medio que expande lo que la gente quiere expresar, como las siguientes: tuvo que obedecer a los que dirigen (gobernantes de más alta jerarquía), para poder “seguir en la rosca”.
Acaso un gobernante es el dueño de la empresa, que por mandato de otros está obligado a servir? Qué distante está la palabra gobernar sin esperar nada a cambio, entrega del servicio a la sociedad, a la patria a sus gentes, iniciando por quienes más sufren los embates de sus situaciones precarias y al parecer sus inalcanzables esperanzas. La pregunta del millón: porqué se sirve albergando intereses de simpatía, vanidad, plausibilidad, protagonismo, contubernio, sucesión, lucro o lo llamado rosca? Qué lejos de la formación está lo uno con lo otro! Si para continuar en el servicio público, hay que doblegar principios que dejaron progenitores o tutores hacia lo que puede concebirse como bueno o benéfico para el ser humano, (vale la pena decir que amor, es el origen del bien), por tal motivo debiéramos día a día luchar, por esa entrega en el medio puesto por un mandato, bien sea emanado del ejecutivo nacional, (como extensión de quien elige), como sucede con gran parte de servidores públicos o emanado de la voluntad del pueblo, como sucede con servidores que han recibido la voluntad del pueblo en elecciones democráticas.
Si el servicio por si solo engrandece el espíritu, porqué esperar que la vanidad en medios de comunicación lleven a endiosar personas que están obligadas a servir, con su pasajero recurso de vida en esta vida? Alguna vez escuché que para servir hay que hacer y desaparecer! que sea el protagonista el servicio, las buenas acciones, las buenas obras, etc. que diferente es caer en la corrupción por mantenerse en lo que a usanza se oye: “seguir vigente”, nada mas contrario al servicio que corromperlo, entonces dónde está el problema, en el objeto o en el sujeto? la respuesta es obvia, en el sujeto porque deja su valuarte más preciado (su familia), para pensar como individuo y así, inicia con un detalle pequeño y va creciendo poco a poco sin darse cuenta, o darse cuenta pero desatender los signos que avisan, entre ellos los órganos de los sentidos dan cuenta a diario, pero hay otros sentidos, los internos que dan cuenta de ello! si para mantener una sociabilidad, hay que corromperse entonces esa relación es malsana, qué sucede con la falta de carácter para tomar una decisión drástica en determinado momento y retomar lealtad al juramento del servicio? diría que el daño es potencial de quienes aún contra su dignidad, siguen prestándose para malograr la grandeza del servicio.
Este es un llamado a la exigente formación humana a diario, para mantener principios válidos en el tiempo, sobre la familia y sobre la esencia del servicio.
Escrito 23 de abril/18 por: Pedro Fernando Yáñez Mosquera